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SE ES O NO SE ES (ES ARTE LA LETRA, SÉ). SOBRE LA OBRA “O TENGA MAGNETO”, DE FELIPE COOPER

Consabido es que, habitualmente, las así llamadas “galerías comerciales” optan por la exhibición de piezas redituables monetariamente; generalmente, dicho rédito parece asegurado por piezas predominantemente decorativas, factibles de ser suspendidas contra una pared, o bien por obras que han adquirido valor documental —o histórico— gracias a la autoría de un artista consagrado en el campo del arte o lisa y llanamente fallecido. Sea cual sea el caso, en definitiva, lo que principalmente enarbola de valor monetario a una obra es su “cualidad” de original; la copia por tanto se torna insuficiente, pues su valor decrece. En ese sentido, la obra de Felipe Cooper enmarcada en la muestra La tiranía realista, en Galería La Sala, aparece si no al menos excepcional, poco usual: si bien el artista ya posee en su haber un destacado y dilatado cuerpo de obra, no es uno que pueda ser amortajado aún en la zona del documento patrimonial; igualmente, si bien el trabajo de Cooper se ha caracterizado por abordar la pintura como matriz problemática, sus obras con dificultad podrían “sencillamente” ser colgadas en un muro. Por el contrario, la mayor parte de sus propuestas utiliza recursos propios de la instalación y el site specific, plataformas complejas —sabemos— para el coleccionismo privado y la comercialización de obras en una galería.

Y, no obstante, al ingresar a Galería La Sala el espectador se enfrenta a una réplica a escala 7/10 en óleo sobre madera entelada de la famosa Las Meninas, de Velázquez; luego, acompañando dicha réplica “manual”, una “industrial”: un pequeño magneto —adquirido en la tienda del Museo del Prado— adherido a la superficie de un antiguo refrigerador. La obra se titula O Tenga Magneto, un palíndromo, figura lingüística que, como ya es costumbre en sus recientes trabajos, Cooper utiliza como un reflejo de un estimulante problema en la tradición del pensamiento estético, un asunto anclado en el núcleo de lo que denominamos representación mimética y que, se colegirá, afecta directamente el sentido de ideas atávicas del hacer artístico: la —inestable— distinción entre realidad y ficción, entre original y copia, entre verdad y mentira; o mejor, la oscilación permanente de tales polaridades que, cuales palíndromos, reiteran incesantemente su pendular. Asuntos compartidos por sus destacados compañeros de muestra, Daniel Rodríguez y Francisco Uzabeaga, quienes también reflexionan sobre el paródico título de la exhibición, a saber, una problemática relación con el así llamado “foto-realismo” pictórico, o “hiper-realismo”, pero que en Cooper dicha reflexión encarna distintivamente en un marcado, y por momentos sardónico, sentido del humor. Uno que como toda inteligente broma duchampiana no genera carcajadas, sino incómodas sonrisas. Uno que el propio autor define bajo la cifra del uso recursivo de la ironía.

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Felipe Cooper, O Tenga Magneto, 2015, en la exposición La Tiranía Realista, Galería La Sala, Santiago de Chile. Instalación (pintura y refrigerador con magneto), 380 x 240 x 60 cm. Foto cortesía del artista

“Los palíndromos en mis trabajos pueden ser entendidos como un juego al interior del lenguaje que metaforiza otro juego, uno al interior de la representación. Me interesan mucho por la graciosa pero a la vez incómoda posibilidad de ser entendidos como descubrimientos. Son como chistes también, es cierto, pero que dejan pensando en una desestabilización del lenguaje. Quien descubre el palíndromo en el título (esto no es tan imposible como puede parecer: acumulo ya aproximadamente cuatro exposiciones usando palíndromos como títulos) se dispone, creo yo, a entender la instalación en un ámbito irónico. Quedé muy contento con un comentario durante la inauguración: vieron a un amigo mío que, riéndose mientras miraba la instalación, decía como para sí: «jaja, puta que es idiota este hueón». Creo que esa frase representa mucho mi disposición y ojalá no tanto mi condición”, bromea Cooper.

Víctor Díaz Sarret: En ese sentido, Felipe, ¿cómo modulaste la relación entre el gesto irónico —propio de tu producción— esta obra en particular y su instalación en una galería con cariz comercial?

Felipe Cooper: La ironía no sólo tiene que ver con el cruce del magneto con Las Meninas («¡falsificada!», como me dijo otro amigo en un gracioso tono inquisidor), o con algo tan cotidiano y ajeno a una galería de arte comercial como un refrigerador, que aparece gracias a servir de soporte al minúsculo magneto, sino también en el hecho mismo de realizar una pintura tan trabajosa, no para que sea apreciada en sí, sino para ser relacionada con aquel refrigerador blanco y un magneto. Aprovecho de agradecer aquí a mis padres, que me prestaron su refri.

Creo que era indispensable que fuese una galería comercial y del «barrio alto». En este sentido, la obra es un site-specific; de hecho, fue concebida como tal. Creo que así la ironía se vuelve más eficiente, por el hecho de estar expuesta en un contexto donde el público probablemente (o al menos probabilísticamente) tiene una relación más habitual con la tienda del Museo del Prado, lugar donde venden el magneto, pero no necesariamente con la pintura en sí. De hecho, me asombró darme cuenta que varios profesionales conocidos, algunos cercanos incluso, no conocían Las Meninas. Publicaré la lista de ellos en una próxima entrevista con Artishock.

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Felipe Cooper, O Tenga Magneto, 2015, en la exposición La Tiranía Realista, Galería La Sala, Santiago de Chile. Instalación (pintura y refrigerador con magneto), 380 x 240 x 60 cm. Foto cortesía del artista

De esta manera y de modo muy consecuente con sus trabajos, Felipe Cooper parece no poder evitar terminar sus declaraciones sin antes fracturarlas con una ocurrencia. No obstante, el impulso por la chuscada en lugar de banalizar sus obras —o sus dichos— permite, en cambio, imbuirlas de nuevos espesores. Dimensiones arraigadas en la sencillez de un juego de dualidades confrontadas, en la sencillez de exhibir el inestable soporte del discurso sobre lo original mediante una copia.

Víctor Díaz Sarret

Teórico del arte. Doctor en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte. Académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile y docente de la Universidad de Chile.

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