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FÉLIX LAZO: 10 SISTEMAS AUTOPOIÉTICOS AUTÓNOMOS

La muestra 10 Sistemas Autopoiéticos Autónomos, de Félix Lazo, reúne diez monitores conectados a micrófonos que mediante micro-computadores interpretan información sonora traduciéndola en audiovisual, generando circuitos de auto creación de obra gracias a la participación del espectador. Las imágenes resultantes varían en color y forma, manteniéndose en la paleta de colores puros y figuras geométricas. Los sonidos son similares a señales de código morse o estática radial que el espectador escucha a través de audífonos, abstrayéndose de sus propios sonidos.

Este proyecto de investigación y desarrollo de obras interactivas se encuentra en exhibición hasta el 9 de diciembre en Galería Bosque Nativo, Puerto Varas (Chile), y es el resultado de 10 meses de trabajo gracias al apoyo Fondart Regional de Nuevos Medios. Integra años de estudio que aúnan lo visual y sonoro desde la perspectiva profesional de Lazo: músico y artista visual.

Félix Lazo, Sistema Autopoiético Autonomo_01, Raspberry Pi Model B, tarjeta de sonido, microfono, monitor 40 pulgadas, software interactivo realizado en C++(openframeworks), 92 cms, 56 cm, 25 cm, 2014

Autopoiésis es un concepto extraído desde la biología, formulado por los científicos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela, el primero de quien el artista fue alumno durante sus estudios de biología. Refiere a un proceso mediante el cual un sistema se genera a si mismo a través de la interacción con su medio.

La preocupación sobre la sincronía entre lo sonoro y lo visual se inicia el año 2002 durante sus estudios en el Centro de Creación Musical Iannis Xenakis, París. Pero la investigación con nuevos medios de Lazo comienza en 1996 cuando la empresa EPSON encargó una obra digital al artista, y aunque el proyecto no prosperó, inició el camino para la investigación en torno a los medios digitales donde las influencias musicales y científicas afloraron. Son importantes igualmente conceptos provenientes del Budismo, como la conciencia y el ahora, también influencias de Varela.

Otro referente son las vanguardias artísticas que definen el modernismo y la abstracción del siglo recién pasado con los cuestionamientos en torno a la obra de arte, como la obra de obra de John Cage 4’ 33’’, de 1952, donde se interpreta silencio, transformando al espectador y sus sonidos en parte de la pieza. Según el artista, ésta sólo existe al estar interactuando con el medio o “en términos autopoiéticos, en el acoplamiento estructural del sistema con su ambiente.” Menciona Lazo la conocida pregunta filosófica «si un árbol cae en un bosque y no hay nadie alrededor para escucharlo, ¿hace ruido?», cuestionándose parámetros relacionados con la observación y realidad.

Su método de trabajo en un comienzo utiliza SuperCollider, software de programación de sonido dúctil y de código abierto y gratuito. El ámbito visual es abordado en un comienzo utilizando el software PixelShox, luego QuartzComposer en computador Lunux con libreria C++, también opensource y multiplataforma. Plataforma acorde a la filosofía autónoma y abierta de Lazo.

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Félix lazo, Código 10 sistemas autopoiéticos. Cortesía del artista

Macarena Molina: ¿Cómo se relacionan las vanguardias artísticas y musicales que influencian este proyecto y la participación del público en 10 sistemas autopoiéticos autónomos?

Félix Lazo: He estado trabajando en el desarrollo de los sistemas autopoiéticos desde el año 2007, conscientemente desarrollando las herramientas que me permitieran acercarme a un arte propio del siglo XXI, que incluyera conceptos propios de este principio de siglo. Uno de los conceptos que me parece fundamental y radical en este cambio de siglo es la inclusión del espectador en la obra. El espectador ya no es un ente pasivo que recibe y procesa información, sino un personaje activo que desarrolla por medio de la interacción con la obra su propia experiencia.

En este principio de siglo la multimedia es una forma habitual de comunicación. Mi objetivo es desarrollar la problemática de la interrelación entre lo visual y lo sonoro con el fin de producir una obra inmersiva que explore las redes y las posibilidades tecnológicas de comunicación de este siglo, abarcando la escala personal del computador, el muro o la urbe, e incorporando conceptos sonoros planteados por la electroacústica, los espectralistas y los planteamientos radicales de John Cage en relación a la escucha activa.

Gran parte de la pintura abstracta de siglo XX se basa en el supuesto de poder generar un arte directo, perceptual, que va más allá de la interpretación racional. Un intento de llegar al sistema nervioso central. Muchos pensadores contemporáneos plantean que eso no es posible, que somos principalmente entes culturales (verbales). Pero a mi modo de ver existen parámetros  musculares o instintivos que se manifiestan fuertemente -por ejemplo en la música, como el ritmo, que activa el cuerpo a que se mueva por simpatía-, enraizados en nuestro sistema biológico que son sensibles a lo auditivo y a lo visual, que pueden desarrollarse para lograr ver y escuchar sin el pensamiento verbal.

Los avances en el conocimiento del funcionamiento de la mente por medio de la neurociencia han ido demostrando que las experiencias van transformando la configuración de nuestro cerebro y desarrollando partes específicas, por ejemplo, el descubrimiento de que los músicos tienen un desarrollo más complejo y voluminoso en ciertas partes del cerebro nos plantea que las experiencias, ideas y aprendizajes generan masa encefálica y transforman nuestro cerebro, cambiando nuestra percepción y asimilación de experiencias.

En las artes visuales es en la obra de Mark Rothko donde más claramente se produce este fenómeno. Existe una gran cantidad de personas que simplemente no son capaces de ver lo que plantea este artista y encuentran totalmente absurdo la importancia que se le otorga en el mundo del arte. Uno de los factores fundamentales es la experiencia directa de estas obras: este tipo de pintura se relaciona con el cuerpo. El color, textura y formato de la tela son fundamentales para producir la experiencia, haciendo imposible reproducir estas obras. Para poder apreciar una obra de este tipo es necesario encontrarse físicamente presente frente a la obra. Una vez que se ingresa y se logra la comunicación se produce un cambio neuronal en el espectador que altera la percepción desde ese momento en adelante.

Una de las experiencias más concretas en relación a los cambios neuronales que he vivido fue durante mi estadía en CCMIX, en París, el laboratorio y escuela de Iannis Xenakis. Durante ocho intensos meses escuchamos música electroacústica y analizamos profundamente la historia de este estilo musical. Después de este intenso entrenamiento mi percepción de la música cambió: ya no pude escuchar la música como antes; hubo un cambio de escuchar las notas y las estructuras a escuchar el sonido como entidad en si misma…

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Vista de la exhibición “10 Sistemas Autopoiéticos Autónomos” , de Félix Lazo, en Galería Bosque Nativo, Puerto Varas. Cortesía del artista y la galería

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Magnet TV, de Nam June Paik, 1965

M.M: ¿Puedes explicarnos cómo interpreta los estímulos sonoros y visuales el micro-procesador? ¿Qué sucede con la información?

F.L: En el caso particular de 10 Sistemas Autopoiéticos Autónomos, todos los sistemas son interactivos al ruido; es por medio del micrófono que se produce toda la interacción. Esta fue una decisión a priori con el fin de desarrollar las posibilidades sonoras. El micrófono capta la información y el software la procesa como una cadena o flujo de números. Esta información es ruteada para afectar diferentes parámetros; por un lado, la producción de sonidos en respuesta a las intensidades de los estímulos auditivos, en algunas de las obras con procesos básicos de síntesis de sonidos o la grabación de pequeños segmentos que luego son reproducidos y re-procesados por parámetros que también son afectados por el micrófono. Una serie procesos condicionales definen en qué minuto se gatillan los sonidos y los procesos. En lo visual, esta misma información es ruteada para dibujar formas o afectar la velocidad de algunos objetos y alterar los colores.

M.M: ¿Qué elementos son autónomos y cuáles determinados por el artista?

F.L: El objetivo es producir una experiencia de interacción con un sistema caótico en el cual la respuesta no es lineal sino impredecible. Concibo estas obras como parte de un proceso en el cual unas se acercan a ese objetivo más que otras. Hay elementos periódicos que son alterados por sistemas aleatorios y también por el micrófono, produciéndose situaciones que no están necesariamente predefinidas. Cuando encuentro una interacción que me sorprende tiendo a desarrollarla y convertirla en obra.

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Vista de la exhibición “10 Sistemas Autopoiéticos Autónomos”, de Félix Lazo, en Galería Bosque Nativo, Puerto Varas. Cortesía del artista y la galería

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Vista de la exhibición “10 Sistemas Autopoiéticos Autónomos”, de Félix Lazo, en Galería Bosque Nativo, Puerto Varas. Cortesía del artista y la galería

Macarena Molina

Nace en Chile, en 1985. Es artista visual y directora del Centro de Arte Digital Juan Downey, en Puerto Varas, Chile. Estudió Artes Visuales en la Universidad Católica de Chile, Museología en la Universidad de Los Andes (Bogotá) y Efectos Especiales en Pratt Institute, Brooklyn (Nueva York). Ha publicado varios artículos sobre arte contemporáneo en Artishock Revista. En 2016 fue investigadora residente en el Centro de Documentación de las Artes Visuales (CeDOC, Santiago de Chile).

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