Pilar Quinteros (Santiago de Chile, 1988) utiliza materiales como cartón, papel, madera y plástico para recrear y reanimar monumentos venidos a menos, sucedáneos de arquitectura en declive, emblemas santiaguinos (viejos postes de luz, extintos teléfonos públicos, carritos de “sopaipillas”) o proyectos utópicos vinculados a la robótica y las ciencias espaciales.
La artista reincorpora estos objetos de armazón perecedera -opuestos, en materialidad, a las nociones inherentes de permanencia y durabilidad de sus referentes reales- a espacios públicos en los que “el original” existió o dejaría de existir, en un intento por restituir o devolver el patrimonio material a quienes así lo reclaman.
Consciente de los materiales que emplea, y asumiendo abiertamente el gusto por su manipulación, sostiene una relación directa con los procesos de producción -muy similar a la mano de obra intensiva- que la llevan, de modo performático, a involucrarse físicamente con el proceso creativo.
Las acciones e intervenciones en contextos diversos (espacio público, sitios no habitados) son registrados en video, tanto por la fragilidad de los materiales que ocupa como por la intención de narrar el proceso de producción y dejar como evidencia sus intenciones de base: situar, en el campo de las emociones y la reflexión, el apego que los habitantes tienen por los objetos de la ciudad que habitan, su malestar al ver cómo éstos son eliminados del imaginario colectivo sin previo aviso.
Al referirse y mostrar situaciones particulares de la infraestructura en peligro, a su historia de abandono y desaparición, Quinteros sugiere una pertinente asociación a la mortalidad y el paso del tiempo.