La Fuga de la Muerte:fernando Prats en Barcelona
El artista esloveno Zoran Music (1909-2005) fue detenido en Venecia por los nazis, y deportado al campo de concentración de Dachau en 1944. Robando de donde podía tintas y papeles sucios, y en condiciones extremamente difíciles, realizó, clandestinamente, unos ciento ochenta dibujos de lo que veía a diario: a sus compañeros convirtiéndose en esqueletos andantes por el hambre y las torturas, y luego muriendo en hornos crematorios, en el pabellón de tifus o ahorcados, y por último, ya vueltos cadáveres, amontonados en pilas. Music logró sobrevivir, y esos dibujos sobre los horrores a los que pueden enfrentarse los seres vivos, de los que logró salvar sólo treinta y cinco, sirvieron de bocetos para la serie de pinturas y grabados Nosotros no somos los últimos, de los que Zoran decía: “No trato de hacer una declaración pomposa cuando pinto cadáveres. No se trata de una protesta. Es algo que sucedió”. Por su valor artístico, la obra de Music va más allá de la crónica de un solo hecho histórico: sus retratados son las víctimas de Dachau, pero también son las víctimas de cualquier represión.
Hoy el artista chileno Fernando Prats (1967), en la exposición personal que acoge la galería Joan Prats de Barcelona, evoca de nuevo los terribles sucesos de la represión nazista a partir de la poesía de Paul Celan, Todesfuge (La Fuga de la muerte), que da título al proyecto. Y en él, la declaración desesperada de Nosotros no somos los últimos se reactiva, como símbolo de la lucha por la sobrevivencia del arte y de la memoria. Los cuadros, fotografías, dibujos, proyecciones e instalaciones que Prats presenta remiten a ese “lamento moral del Arte contra la Historia” que es Todesfuge, escrito por Celan al terminar la Segunda Guerra Mundial, cuando regresó, también él, de un campo de trabajos forzados. El artista chileno se inspira en los versos del poema para articular su visión; una práctica que le es habitual, sirviéndose de citaciones literarias que, a modo de referentes intelectuales, culturales y metafóricos, invocan la conjunción del proyecto artístico y su representación conceptual. Estableciendo correspondencias entre lenguaje, imagen y significado, la exposición se focaliza en el mensaje poético de Celan, o la diatriba de si es posible seguir creando arte tras una fisura ética tan drástica; por su legado artístico entendemos que tanto para el poeta, como para Music y en las obras contemporáneas de Prats, el arte sigue, seguirá, y es capaz de servir para dialogar con las fuerzas más oscuras del alma.
Representante de Chile durante la Bienal de Arte de Venecia (2011), con el magnífico proyecto Gran Sur, Fernando Prats se demuestra como un artista de lo físico, aportando en la representación visual de sus ideas la manera que tiene de comprender, metabolizar y plasmar los proyectos artísticos. Son obras para ser vistas, sea cual sea la forma que finalmente tomen. Prats desarrolla un juego híbrido, entre la práctica de la pintura y el uso de medios como el video y el diseño, basado en el registro de lo intangible, sea de los eventos o del territorio. También trabaja con gran cantidad de materiales simbólicos, utilizados para evidenciar los procesos de cambio de estado de la materia, víctima del desgaste del tiempo. En sus obras hay siempre un trasfondo histórico y en ellas el artista nos invita a reflexionar sobre los acontecimientos, trasladándose a los lugares protagonistas de los hechos, al campo de acción in situ, para transmitir el impulso y despertar lo críptico, lo oscuro y lo quebrado.
Para realizar Todesfuge, el artista se desplazó a los bosques y lagos que bordeaban los campos de exterminio de Auschwitz; lugares donde se desecharon las cenizas de los cuerpos masivamente ejecutados e incinerados. Prats arranca de aquí sus materiales y su registro, a los que seguirá el proceso para darles los diversos formatos. En una proyección de video vemos al artista observando, recogiendo muestras e ideas, inmerso en unos parajes casi vírgenes, en una naturaleza vigorosa que ha borrado toda huella del horror. Si lo que el artista buscaba era el vestigio irrefutable de la aniquilación, se topa con un lugar lleno de armonía y belleza. Y en esta contradicción hallamos una especie de angustia, y una paradoja que sin duda nos invade extrañamente, dejándonos desconsolados; la correspondencia con el contrasentido del poema Todesfuge, o la paradoja que es expresar en la lengua del exterminador la agonía judía, se traduce aquí en imágenes.
El artista intenta condensar, como con el humo y vapor que muchas veces usa en sus trabajos, la persistencia silenciosa de la memoria, del Holocausto a los campos de concentración. Entre las piezas expuestas en Barcelona, encontramos fotografías del cielo de Auschwitz a través de cristales rotos; láminas traslúcidas que condensan el humo de la Solución Final (“subiréis como humo en el aire/luego tendréis una fosa en las nubes allí no hay estrechez»); y una instalación compuesta por un tanque de leche, en cuyo interior suena el poema Todesfuge, recitado una y otra vez por el mismo Paul Celan, como una invocación lejana sumergida en una cueva; y la leche, símbolo por excelencia del alimento materno, es negra (“Leche negra del alba la bebemos al atardecer/ la bebemos al mediodía y a la mañana la bebemos de noche/bebemos y bebemos”).
Todesfuge. 2013 from Fernando Prats on Vimeo.
We were dead, and we could breathe. (Paul Celan). from Fernando Prats on Vimeo.
Todosfuge de Fernando Prats es una exposición heterogénea en la que se mezcla la naturaleza del lugar de los hechos, el texto del poema y los diferentes momentos referenciales del drama judío en la Alemania nazi. Un conjunto que a veces expresándose de forma literal, y otras más libremente, en su reinterpretación del poema y del proceso histórico, concretiza la memoria y continúa haciendo arte del horror. Los dibujos de Prats, Estábamos muertos y podíamos respirar, realizados con pelo y humo sobre papel, son la constatación de esa experiencia de muerte que, traducida a arte, logró salvar a Music. A través de acciones, instalaciones y marcas territoriales de la memoria, Fernando Prats ejercita su obra bajo la consigna de que la fusión arte-vida pueden concretarse, y cobrar plena vigencia en la actualidad. El arte quizás no pueda superar el horror de la historia -siempre potencialmente en acto-, ni pueda ser un testimonio “real” de los hechos, ni ser tampoco un refugio ni una salvación; pero a pesar de todo, la creatividad humana perdura, pues “la belleza es el primer grado de lo terrible soportable” (Rilke).
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