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FRANCISCO BRUGNOLI: “ESTOY EN PLAN RETIRADA”

Está siendo un año complicado para el MAC. A mediados de año se canceló la llegada de una gran exposición de trabajos de Marcel Duchamp. Fue sustituida por la muestra de parte de la colección de Juan Yarur.

Un concierto de Los Jaivas frente al Museo de Bellas Artes finalizó con varios desperfectos en su sede de Parque Forestal, el robo de dos piezas de Damien Hirst, tensos comunicados donde se repartían las culpas ambos museos, y varios días de cierre. Una de las perjudicadas indirectas fue la artista Zaida González, que tituló su exhibición El Castigo, en referencia a, según ella, un maltrato hacia su evento.

Conversamos con Francisco Brugnoli sobre éstas y otras vicisitudes, en una entrevista en la que el director del Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal y Parque Forestal responde con amabilidad y predisposición. De lo concreto a lo general.

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Francisco Brugnoli por Jorge Brantmayer

EL CASO DUCHAMP

Si te parece podríamos empezar aclarando lo relativo a la no llegada de la exposición de Duchamp al MAC.

Esta muestra llegó por iniciativa de dos curadores italianos. Llegaron con este proyecto que me pareció realmente extraordinario, ellos ya habían traído antes una muestra sobre Rembrandt en Las Condes, junto al mismo sponsor de esta muestra, Banco Itaú. Analizamos el proyecto y vimos que se podía hacer una muy buena muestra. Apareció una primera señal de la Fundación Itaú y de la Fundación Duchamp sobre algunos cuestionamientos. La Fundación Duchamp fue endureciendo su postura. Ahí empezamos a preocuparnos, pero cuando ya empezaron a hablarnos de meternos en un juicio ya la cuestión se liquida. ¿Qué es lo que pasó? Según estos rumores, aunque estamos muy lejos, la Fundación Duchamp cambió de comisario, y el nuevo era norteamericano. Ya sabemos que en los Estados Unidos el tema de los derechos de autor es de hecho el tema. Y tal vez sea esa la razón de por qué algunas obras fueron puestas en duda. Pero nosotros hemos preparado el viaje a Italia de Varinia (Brodsky, Coordinadora de la Unidad de Producción del MAC) para ver todas las condiciones de unas obras para preparar la museografía de una muestra algo más pequeña sobre Duchamp. En eso estamos. Pero un museo como el nuestro con un presupuesto de menos de 400.000 dólares al año no puede sacar fondos para una empresa así y no creemos que sea fácil conseguirlos, si bien aún contamos con la confianza de Itaú.

Y esas obras que fueron puestas en duda, ¿se ha confirmado si eran realmente falsas?

El problema es que Marcel Duchamp murió en el año 68 y esta es una edición que se había hecho en el año 64. Duchamp ponía un sello a todas sus obras, pero esas obras quedaron en manos de Arturo Schwarz, que además tenía pleno poder sobre ellas. Y no tienen el sello de Duchamp.

¿Entonces todavía no se sabe si son falsas o no?

No. Curiosamente todo parecía que eso iba a generar un revuelo en el mundo de la prensa, pero no hemos encontrado noticias al respecto. Bueno, primero hay que conocer Italia. En Italia hay, parece, un especie de negociación subterránea permanente. No sé que negocio va a salir de eso… porque quizás a la Fundación le conviene que aparezcan más obras de Duchamp, porque ellos no tienen… a lo mejor, digo yo, es una suposición. Pero todo puede ser.

Esta no llegada de la exposición de Duchamp derivó en que llegara la exposición de  la colección de Juan Yarur…

La exposición de Yarur fue una cosa bien especial. Llegó Irene Abujatum muy apurada un día, pidiéndonos una sala en Quinta Normal, para una obra de la Colección Yarur en concordancia con Chaco. Nosotros estábamos con la exposición muy apretada pero, dijimos, de todas maneras lo hacemos. Vino aquí Yarur y empezó a mirar el museo, y de una sala pasamos a un ala, luego todo el segundo piso, y después también el hall. Y después también el primer piso. Entonces terminamos con la exhibición de 80 de las 120 piezas de su colección. Y fue un éxito. En todos los sentidos. Un éxito de imagen del coleccionista pero al mismo tiempo un efecto de algo que nosotros buscábamos, que era poner en escena una muy buena exposición que integraba una buena selección de artistas chilenos de calidad y que permitiera a otro coleccionista ver esto. Y que también permitiera a los galeristas pensarse de otra manera. Y otra cosa, este museo pertenece a la Universidad de Chile; más de 400 jóvenes salen cada año de las 22 escuelas de arte que hay en Chile, y yo creo que hay una responsabilidad con respecto a ellos.

EL ROBO DE LOS HIRST

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Una de las dos obras de Damien Hirst pertenecientes a la Colección Juan Yarur. Esta fue robada y recuperada, con daños

Colección Juan Yarur: Un relato personal se vio manchada por el lamentable hecho del robo de dos Damien Hirst.

Esto fue un pillaje ratonero. Se robaron los extinguidores de incendios. Si tú haces el recorrido de los tipos, reventaron una ventana haciendo saltar un seguro, tuvieron que meter una patada bastante fuerte, yo creo que medio colgando lo hicieron, y entran a una pieza que hay abajo en el primer piso, y entraron al hall y se llevaron los extinguidores, y a la pasada ven que está esta mariposita tan linda y yo creo que la llevaron para llevársela a la vieja. Eso tiene que ver con el grado de educación que tenemos en Chile en este momento. Es espantoso. Tú has visto cómo está el muro entre los dos museos, todo pintarrajeado. La cuestión del 16 de agosto del concierto de Los Jaivas pone en escena justamente a gente que no entiende lo que es la ciudad. No entiende lo que es patrimonio. Cuando tienes una pelea con tu pareja y no entiende la razón de la pelea, te baja una desesperación… ¿qué es lo que haces? Rompes una ventana, rompes el televisor, quiebras los vasos, qué sé yo, hay que dejar la embarrada. Una persona que ha sido deteriorada por la educación en Chile gravemente, no tiene palabra. No tienen palabras para nombrar las cosas. Carecen de los sentidos. Aparte de que en una educación de peso debería venir instrucción cívica. Chile no ha fabricado ciudadanos. Aparte otra cosa más: no pensamos en el sentido profundo del haber privatizado la previsión, como otras cosas, la salud. Cuando mi jubilación, mi futuro, yo lo saco del estado y lo pongo en manos de un privado, yo pierdo la solidaridad hacia mis semejantes. O la vivienda social, de treinta metros cuadrados. O que hay tanta densidad de población, que el alcantarillado no da abasto. En la ciudad a partir de las cinco de la tarde hay tal olor a mierda…

Volviendo a esa eventualidad del robo. ¿No hubo algo mejorable en las medidas de seguridad?

Sí. Luego pusimos unas trancas en las ventanas como las que se ponían en las casas de fundo; tenemos las luces de las salas ahora encendidas las 24 horas para que las cámaras capten todo lo que ocurra en salas. Tuvimos durante toda la exposición cinco guardias, ahora de nuevo bajamos a dos pero vamos a tener un tercero. Pero al mismo tiempo hay una nueva licitación de servicio de guardia.

El robo derivó en una batalla de comunicados entre el MAC y el Museo de Bellas Artes…

Bueno, no fue tan batalla, lo que pasa es que nosotros dijimos que la municipalidad con acuerdo del Bellas Artes hizo esta manifestación. Era muy lógico pensarlo así. Fuimos a ver al director y estaba como un poco alterado diciendo que se desmienta esto. Pero ¿cómo vamos a suponer que la municipalidad no consulta al Bellas Artes para hacer un concierto en su puerta?

¿Pero ello fue sintomático de unas relaciones entre ambos museos que deberían estar en una mayor sintonía?

Mira, cuando se reparó nuestro museo y se construyó un cortafuegos para dividir ambos museos, yo pedí que se mantuvieran las comunicaciones, porque los museos estaban antes comunicados. En nuestro lado pusieron una chapa, no sé lo que hicieron en el otro lado. Pero si quitas la chapa hay una puerta. Propuse esta comunicación entre los dos museos, con un sistema de pago para los dos, con un botón de color, o ticket de distinto color. Vendiendo el ticket aquí, al doble, o allí, igual. A Milan (Ivelic), el anterior director, le preguntaron y dijo que nunca le habían hecho esa propuesta… bueno, quedamos ahí. Y al actual director se lo propuse el primer día. Es absurdo esto de que una persona tenga que salir de un museo, dar toda la vuelta para entrar aquí, o al revés.

¿Al final, lo que quedó más perjudicado tras el robo fue la imagen del Museo de Arte Contemporáneo?

Incluso bajó el público. Nosotros creímos que iba a ser todo lo contrario. De todas maneras, estamos este año a un nivel de público excelente. Estamos en los 70.000 visitantes entre los dos museos. Por otra parte, nos dio la posibilidad de hacer muchas preguntas. Nos rayan el museo y la municipalidad nos pasa parte de que nos han rayado el museo. Digo, bueno, esto es un edificio que es patrimonio público, histórico. No hay cautela institucional de protección del edificio. Esa falta da cautela la pagamos nosotros. Esa falta de cuidado. Hay un absurdo, se lo dije a la alcaldesa. Yo estoy proponiendo algo que propuse hace mucho tiempo, y de lo que los alcaldes anteriores se espantaban un poco, que es enrejar todo esto. La actual alcaldesa no lo rechazó. La propuesta mía es crear una reja que incluya los dos museos incluyendo la parte verde y dejar la avenida abierta. Y esta parte se abre a las seis de la mañana y se cierra a las doce.

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Livia Marín, Colección Juan Yarur: Un relato personal. Vista de instalación en el MAC Parque Forestal, 2013. Foto: Chi-Hua Salinas Sung

EL CASTIGO

Hablemos de los daños colaterales derivados del cierre del museo por el robo. Exposiciones que tuvieron que cambiar de fecha, como la de Zaida González, y redujeron sus días de exposición.

Lo de Zaida fue una pena. Ella no lo entendió mucho, pero había que reparar los daños.

Sí, su experiencia no fue buena, tal es así que a su muestra la llamó El Castigo en referencia a lo que pasó con ese montaje.

Y en su discurso inaugural habló contra el poder… bueno, yo no me di por aludido en ningún caso. Si hay una institución que carece de poder es ésta.

Pero también habló de un desinterés y falta de atención por parte de la administración de este museo.

No. Que no haya habido algo especial para ella es probable, pero nosotros no podemos hacer diferencias, hacemos lo mismo en todas las exposiciones. No hay discriminación. Nosotros incluso a veces rescatamos a artistas que están al borde, fuera de la historia: Díaz Escudero, del que ví sus acuarelas, y dije, esto hay que mostrarlo, o Enrique Montero, igual, hay que hacer una muestra.

Pero estas exposiciones, al parecer, parten de un interés tuyo…

Es que yo creo que, mira… Bueno, cuando tú estudias Historia del Arte, hay una pregunta: ¿por qué Picasso se interesó en Henri Rousseau? La obra de Rousseau no tenía que haber estado en la Historia del Arte. Esas situaciones marginales, que están en el borde, son interesantes.

Pero esto es diferente, usted es director de un museo. Está exponiendo esa obra en el Museo de Arte Contemporáneo más importante del país…

Por eso mismo. Si hay un problema con el arte contemporáneo es que una obra se convierta en fetiche. Porque en el arte contemporáneo hay un contenido de preguntas muy importante. Ese dirigir la mirada al lado, eso me parece muy importante.

¿Sin priorizar la calidad?

Bueno, es que dentro de lo que hacen son de alta calidad.

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Cynthia Marinkovic, Anorexic Princess, técnica mixta sobre papel 28 x 21,6 cm. Cortesía: MAC

¿El caso, por ejemplo, de la muestra de Cynthia Marinkovic el año pasado? ¿Cree que tiene la calidad suficiente para mostrarse en el Museo de Arte Contemporáneo?

Bueno, Cynthia Marinkovic es una artista absolutamente fuera de sistema. Ella tiene una cantidad de gente que la sigue también. Nunca en Chile he visto yo una persona que intervenga una casa entera. En el Barrio Yungay, una casa de tres pisos, convertida en obra con instalaciones luminosas, video… algo realmente sorprendente. Yo le tengo alto aprecio, fue alumna mía. Pero no por haber sido alumna mía.

¿Pero esas decisiones de exposición son decisiones unilaterales?

En primer lugar, nosotros tomamos trabajos que vienen del Fondart. Y esto hace que no tengamos un jurado. Y cuando no es así tenemos personas que nos asesoran. Trabajamos con Pablo Langlois y con Guillermo Machuca.

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El MAC de Parque Forestal. Cortesía: MAC

GESTIÓN: PASADO Y FUTURO

Echando una mirada retrospectiva a tu gestión al frente del MAC, ¿cómo la valoras?

Creo que hemos hecho algunas cosas. Hemos salvado dos edificios patrimoniales. Creo que hemos puesto en valor la colección que estaba bastante abandonada. Tenía unos problemas de manutención serios. Hemos asignado un piso, el primero, a la colección. Y yo creo que este museo debe ser el museo de la colección. Pero para eso tenemos que terminar de habilitar el Museo de la Quinta. Hemos puesto en escena arte joven de lo que yo llamo “zona de riesgo”, artistas que cuestionan las tendencias dominantes, que hoy día son artistas bastante reconocidos. Marcela Moraga, Juan Céspedes, Jorge Cabieses, Sebastián Preece, Máximo Corvalán-Pincheira… no los conocía nadie. Aquí los descubrió Tomás Andreu. Jóvenes fuera del orden que después resulta que son los que están creando el orden.

¿Y cuáles son los desafíos futuros que te planteas?

Yo ya no me planteo desafíos, estoy en plan retirada. Pero antes de eso, estamos haciendo un catálogo razonado, y quiero publicar al menos las 350 obras del catálogo. Luego quiero incorporar memoria externa acá, no te puedo decir quién, pero es algo muy importante en lo que estoy trabajando, y lo más importante, tratar de dejar el museo con una base sustentable mejor que la que tiene. Si no me voy con un cargo de conciencia muy grande. Haber levantado dos espacios y que no haya respuesta institucional… porque hemos heredado un sistema presupuestario universitario muy malo. Con la política del “sálvese quien pueda”.

¿Te gustaría, o crees, que el siguiente director que venga, cuando venga, que no sabemos todavía cuando será…

No tengo fecha precisa, pero yo creo que en dos años. Yo pensé que yo ya tenía que dejar esto en este momento, pero la empresa del catálogo razonado es algo que hay que terminar.

Sigo, ¿te gustaría que el siguiente director pudiera repensar la estructura MAC Parque Forestal y MAC Quinta Normal?

Es que tiene que hacerlo.

Sin ponernos limitaciones de presupuesto, ¿cuál sería tu ideal de lo que ocurriera?

Mi ideal es que se construya un nuevo museo de arte contemporáneo, de acuerdo a los requerimientos que hoy en día tiene el arte contemporáneo, de acuerdo a los requerimientos de una ciudad que ya tiene seis millones de habitantes, y del requerimiento simbólico que significa tener un monumento dedicado al arte. Cuando se construyó este edificio pasó una cosa fenomenal. Para el centenario de la República se construyó una Biblioteca Nacional, un edificio para la Academia de Bellas Artes que es éste, ¡y lo hizo un gobierno conservador! Esas imágenes son simbólicas para un país. Entonces dónde estamos. Cuando tú piensas en un museo, dices, cuánto cuesta, ah no, es que es mucha plata. ¿Qué es lo que es mucha plata?

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El MAC de Quinta Normal. Cortesía: MAC

¿Y qué pasaría con Parque Forestal y Quinta Normal?

Yo no vería mal que este MAC se fundiera con el Museo de Bellas Artes. Respetando eso sí, yo pondría esa condición, su memoria, como Academia de Bellas Artes. En Quinta Normal, a mi juicio, o se hace ahí ese nuevo museo, o que siga existiendo, por una razón de carácter del barrio. Ahí hay un montón de espacios culturales. El edificio no es plenamente apto pero cumple con algunas condiciones. Hasta el momento hemos pensado en un edificio en ese lugar, como una especie de agregado a ese edificio clásico.

También para que haya espacios experimentales, de residencia, de obra en proceso…

Claro, aquí la única sala de museo contemporáneo es en la que está ahora exponiendo Patrick Hamilton. Pero al mismo tiempo otras cosas: qué pasa con todo el material digital, el sonoro, qué pasa con danza, con teatro… tiene que tener espacios. Yo estuve hace un año en Toronto, que también tiene cerca de seis millones de habitantes. Los dos museos principales tienen como 40.000 metros cuadrados cada uno. Nosotros aquí nos espantamos cuando yo digo que un museo tiene que tener alrededor de 20.000.

Juan José Santos

Crítico de arte, curador e investigador. Es director fundador de Art on Trial. Autor del libro "Curaduría de Latinoamérica" (Cendeac, 2018), "Curaduría de Latinoamérica Vol II" (Cendeac, 2020) y "Juicio al postjuicio. ¿Para qué sirve hoy la crítica de arte?" (Ministerio de Cultura y Deportes de España, 2019). Colaborador de El País y su suplemento Babelia, ARTnews, Bomb magazine, Momus, Spike o Berlin Art Link, entre otros. Doctorando por la Universidad Autónoma de Madrid con una investigación sobre museos alternativos en Latinoamérica.

www.juanjosantos.com

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