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PARA ENTENDER LA INVERSIÓN EN EL MERCADO DEL ARTE

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El día sábado 6 de agosto, en la sección Economía y Negocios de El Mercurio (Santiago de Chile), se publicó un articulo titulado Cuando el mercado tiembla, la pintura se convierte en un buen refugio para invertir, el cual comunica una serie de imprecisiones al lector sobre la inversión en el mercado del arte.

Hay varios factores claves para entender el mercado: reconocer los actores que forman parte del mercado nacional e internacional; saber interpretar correctamente los análisis y cifras de mercado y qué significan; estar consciente de la diferencia entre el mercado local y el internacional; entender cómo las falsificaciones afectan el mercado nacional y la necesidad de acudir a expertos en el momento de considerar una inversión.

Invertir en arte requiere tiempo, dedicación, conocimiento de arte y del mercado, contactos y experiencia. No es algo que se pueda recomendar al lector con liviandad, como si estuviese comprando un auto usado. El arte en si no es barato. Aunque uno esta hablando de pagar 500.000 pesos por algo, no por eso debe uno invertir sin conocimientos o asesoría, que es lo que se sugiere al repetir ciertos consejos que provienen de las mismas personas que venden la obras. Para empezar, los actores que forman parte del mercado del arte nacional se componen de una variedad de personas y entidades públicas y privadas, como la Feria Ch.ACO, feria contemporánea internacional de arte que en septiembre tendrá su tercer año. Después está una cantidad grande de galerías, entre las cuales están Galería AFA, AMS Marlborough, Galería Animal, Florencia Lowenthal, Departamento 21 y Die Ecke. Muchas de estas galerías son las que más se mueven dentro del mundo internacional del arte, tanto académicamente (textos, curadores, exposiciones en museos), como en el mercado (ferias, etc.).

Tampoco se menciona el rol de los museos o centros culturales, claves porque difunden la obra del artista y son responsables de entregar conocimiento al público y a los futuros coleccionistas, aparte de que mientras más exhiba un artista, más subirá su precio.  Esta labor también la hacen empresas privadas con espacios públicos, por ejemplo, Gasco, Telefónica y CCU. En Chile existen varios museos construidos a base de colecciones privadas, que por lo tanto tienen un importante conocimiento del mercado nacional e internacional, entre los cuales se destaca el Museo de Artes Visuales (MAVI).

Por último, hay que incluir las publicaciones de arte nacionales, como Arte Al Límite y Artishock, becas como AMA o asociaciones profesionales de artistas, como Bloc y todo lo que cada una de estas entidades hace para el mercado del arte nacional e internacional.  De hecho la única empresa nacional mencionada en dicho artículo es el índice de mercado del Banco Santander, que ya tiene tres años sin funcionar. ¿Me pregunto si alguien se compraría un auto basándose en los precios de hace tres años?

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¿Qué pasa con los artistas contemporáneos chilenos que en este momento tienen mejor precio internacionalmente? No me refiero a Carmen Aldunate, aunque ha vendido en subasta con un moderado éxito, más bien me refiero a Alfredo Jaar e Iván Navarro, quienes han vendido en 60.000 dólares en mayo 2010, y en 97.000 dólares en 2007, respectivamente.

El artículo menciona a Marco Antonio Díaz, cuyos precios han “subido un 20%”, pero en subastas internacionales sus precios estaban en 6.000 dólares hace unos años, y en los últimos dos años han bajado hasta menos de 1.000 dólares. De hecho, éste es un pintor que más que imitar el estilo de Claudio Bravo, imita el estilo de Ricardo Maffei, realista chileno que sí tiene un mercado internacional, ya que es representado por la galería Marlborough en Nueva York, la misma que representaba a Claudio Bravo. Este artículo también le da mucho espacio al grabado, sobre todo a los de Matta.

Internacionalmente, la mayoría de los grabados de Matta se venden entre 1.000 a 2.000 dólares (en Chile tienen mayor precio por mayor demanda) y se han estado vendiendo por el mismo precio en los últimos cinco años. Es decir, si no es de un muy bajo tiraje, de los años 40, o de la serie de Carbonumbum, donde el papel fue producido por Matta y él los pinto a mano, los grabados de Matta no han probado ser una buena inversión en general.  No vas a perder el dinero de la inversión, pero no vas a ganar tampoco. En los grabados, fotos, esculturas numeradas o series, es siempre recomendable comprar las obras con menos ediciones, ya que lo hace más escaso, y por ende, mejor inversión.

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Para finalizar el tema del mercado del arte nacional, quisiera reiterar que el mercado no lo hacen sólo las galerías de arte. Aunque tienen un importante rol en el mercado de un artista, es una grave equivocación pensar que son los únicos responsables de cómo sube el precio de un artista. Una galería tiene varios roles, pero uno de los roles primordiales (ya que es como se mantienen) es ser proveedor de bienes, y si ese proveedor decide subir los precios de un artista, no significa que el mercado de ese artista subió automáticamente, es simplemente que la galería particular le subió el precio, ya que en el momento que el comprador decida vender la obra en otro lugar que no sea la galería, sea a través del mercado privado secundario o subasta (de venta o beneficiencia), ahí descubrirá cuál es la verdadera demanda de esa obra en el mercado.

El mercado del arte dicta el precio de una obra, no el galerista ni tampoco la casa de subastas. Por ejemplo, si las obras de un artista se venden en su galería en 3 millones de pesos, está bien, ya que significa que la galería tiene clientes que pagan ese precio premium por confianza u otros factores. Pero si en uno o dos años más el cliente decide vender la misma obra en el mercado secundario y se han visto obras similares en 500.000 pesos en subastas locales, entonces el mercado dictó su veredicto sobre el valor del artista y el inversionista quedará desilusionado.

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Para entender el mercado del arte hay que poder descifrar la información a disposición en Internet, en sitios como artprice.com, y conocer los mercados internacionales, como la diferencia entre mercados “comerciales” y el mercado de vanguardia, aunque hay veces que las dos entidades se juntan.

Según Artprice, que es citado en dicho artículo, “los precios de la pinturas aumentaron un 15% entre el 2008 y el 2010 (…) En 2009, Christie’s perdió un 47% respecto a 2008 y Sotheby’s un 60%.” “En este tormentoso período, sólo el arte antiguo (poco sujeto a los efectos de las modas y la especulación) salió realmente ileso.  Lo que es más, los ingresos generados por los maestros antiguos en salas de ventas avanzaron un 4.9% en 2009 respecto a 2008. Siglo XIX bajó un 47,7%, arte moderno un 37% y posguerra un 50,6%.  El más perjudicado fue el arte contemporáneo, cuyos ingresos bajaron un 63,8% entre 2008 y 2009.  La recuperación del 2010 fue tan espectacular como la caída anterior,  ya que los ingresos del arte contemporáneo se han duplicado respecto a 2009. Ahora están casi a un 29% por debajo del total del 2008.  954 millones de dólares de obras contemporáneas vendidas en 2010 frente a 1,35 mil millones de dólares en 2008”. Es decir, el mercado contemporáneo subió, pero no llegó a los niveles del 2008.

“El primer semestre de 2010 fue remecido por subastas récord de los valores seguros del mercado: el producto de las ventas impresionistas y modernas de Christie’s y Sotheby’s aumentó un 205% en mayo de 2010 respecto a los resultado de mayo de 2009, y Alberto Giacometti, Pablo Picasso y Amedeo Modigliani firman impresionantes récords de subasta”. Aquí es donde se ve la verdadera recuperación del 15%, no en todo el arte como inversión, que es lo que se le da a entender erróneamente al lector (Artprice, Tendencias del Mercado del Arte 2010).

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Cuando el artículo cita que ha aumentado las ventas de arte en un 15% respecto al 2008, se refiere a cantidades totales de ventas y no de aumento de precios en todas las áreas.  En el mundo del arte se sabe que hay tres razones para vender (en ingles, las tres Ds, death, debt and divorce) muerte, deuda y divorcio, y en los dos últimos años hubo un incremento en deuda y personas fueron obligadas a vender para sobrellevar la crisis financiera.

Discrepo la información citada de que los precios de arte aumentaron en un 15%, ya que esta información está truncada especialmente para que el lector piense que todo el arte universalmente subió en un 15%. Esto simplemente no pasó. Lo que sucede en momentos de crisis económicas es que la gente que tiene mucho dinero en general no sufre las consecuencias y por ende diversifican su capacidad de inversión y compran lo que es equivalente al oro dentro del mercado del arte, lo que se llama el “blue chip artist”, es decir, obras de artistas mundialmente reconocidos y cuyas obras en general no se venden por menos de 100.000 dólares.

Lo que también se ve en estos momentos, es que toda obra de artista y de toda área de arte que cueste menos de 100.000 dólares en general, sufre al ser vendida en momento de crisis. ¿Por qué? La razón es simple: es la gente adinerada -pero no multimillonaria- que necesita vender durante una crisis, y éste es el mismo segmento de coleccionistas que se aprietan el cinturón en momentos de crisis financiera. Por lo tanto, los multimillonarios están peleándose entre si comprar el Picasso, Rothko o Warhol, pero hay cada vez menos compradores para el nivel de obras por menos de 100.000 dólares.

Un ejemplo local de este fenómeno es el arte de Gonzalo Cienfuegos. Una obra se vendió por 52.000 dólares en mayo del 2008, pero no ha podido pasar los 22.000 dólares después de esa fecha en subasta pública internacional, a pesar de que la calidad de las obras han sido similares. Es un ejemplo perfecto de cómo se ve el error del argumento de que el arte subió un 15%.

Otro ejemplo de cómo el arte contemporáneo se vio afectado negativamente es en la obra de Takashi Murakami, quien tuvo su máximo récord mundial en mayo del 2008, al vender una escultura en 15 millones de dólares, pero al vender una obra similar en noviembre del 2010, sólo alcanzo el precio de 6,8 millones de dólares.  Es posible que en el caso de Murakami también sus precios hayan sido afectados por su activa-y a veces cuestionada- participación en la casa de moda y lujo, Louis Vuitton.

Otro factor faltante en el análisis del artículo es que no sólo estamos hablando de las compras tradicionales hechas en su mayoría por Europeos, Norteamericanos, Saudis y otros. Hoy el mercado esta altamente influenciado por la creciente economía mundial que es China. En el 2010, 33% de las compras de subastas internacionales fueron adquiridas por chinos. Esto ayudó a que el mercado se mantuviera a flote, pero en general los chinos compran arte internacionalmente reconocido y arte chino, no precisamente arte chileno.

En Chile existe un problema de falta de transparencia que afecta el mercado del arte. No hablo de las galerías de las que muchas veces nadie sabe el precio de venta: eso es una práctica común mundialmente, ya que la relación entre el galerista y el comprador debe ser una de confianza, y algunas veces de secretos por lo mismo. Me refiero a las casas de subastas y ventas públicas con martilleros, ya que al parecer, no hay legislaciones o regularizaciones sobre lo que el martillero dice públicamente sobre la obra ofertada durante el remate.

Muchas veces he visto que para mantener el momentum de una venta con público poco participativo el martillero finge que la obra se vendió, cuando en realidad ni siquiera hubo oferta para el precio mínimo y no se vendió. Esto ayuda a mantener el mito sobre el valor real de una obra.  Si el público presente cree que una obra se vendió en 3 millones de pesos, pero que en realidad ni llegó a los 600.000 pesos, entonces esto perjudica al mercado, ya que se convierte en un mercado poco transparente.  La razón por la que entidades como artprice.com se basan en precios de subasta es porque en EE.UU. y muchos países de Europa actualmente las casas de subasta están regularizadas, y tienen el deber de otorgar los precios de venta públicamente y por escrito.

El artículo habla además sobre la pintura tradicional chilena del siglo XIX a la primera mitad del siglo XX, pero hay un punto clave que no menciona y que afecta este mercado en particular: la aberrante cantidad de falsificaciones.  Juan Francisco González tiene todas las cualidades para ser considerado casi un Impresionista criollo, y su precio debería estar por sobre los 30 millones de pesos, pero sus obras se venden desde 1 millón hasta 6 millones.  ¿Por qué? Por ser uno de los artistas con más falsificaciones en el mercado actual, y falsificaciones que se hicieron desde los años 70, y por lo tanto, ya cuentan con una patina antigua, lo que hace aun más difícil su autentificación.  No es por el hecho de que haya sido prolífico que sus obras no se vendan en mayor precio (Picasso también fue sumamente prolífico): es que abundan las falsificaciones y, por lo tanto, en el momento de la compra mucha gente tiene cierto grado de desconfianza, sobre todo si la obra no tiene procedencia, exhibiciones o publicaciones.

Esto no es algo que le sucede solamente a la obra de Juan Francisco González, sino también a muchos pintores chilenos de este período, y hasta que no tengamos historiadores del arte 100% dedicados a investigar y catalogar un solo artista y escribir un catálogo del mismo, las falsificaciones van a continuar alterando el mercado del arte.   Cuando uno pretende dar recomendaciones sobre inversiones de arte hay que tener claro que hay dos factores que estudiar: uno es el mercado nacional y el otro es el mercado internacional, que en general son muy distintos. Por ejemplo, si uno ha hecho una estudiada inversión internacional y viene una crisis nacional, no tendrá mayores problemas en vender la obra en el mercado internacional. Sin embargo, si el artista que compró solo se vende localmente, no tendrá la opción de venderlo en otra parte, y la crisis nacional del momento afectara negativamente su inversión.

Para no equivocarse en una inversión, sobre todo en el arte contemporáneo que es el más volátil (también puede ser aquel donde menos se invierte, porque al igual que las acciones, muchas veces las más riesgosas son las más rentables) sugiero algunas reglas para empezar:

1)   Comparto lo que dice una galerista: hay que tener certeza que la obra te guste, ya que si no apostaste correctamente en la inversión tendrás que vivir con ella, y más vale que te dé placer.

2)  Estudiar detenidamente la biografía o CV del artista y hacer todas las preguntas que se te ocurran.

3)  Determinar si los premios, exposiciones y publicaciones son serias o respetadas por el mercado (un asesor independiente puede determinar esto).

4)   Si es una edición múltiple, saber cuántas son, y de las otras preguntar cuántas están en colecciones importantes (un asesor independiente puede determinar esto).

5)  ¿Qué curadores han organizado las exposiciones y escrito los textos del artista y dónde? (nuevamente un asesor independiente puede determinar la diferencia entre alguien que se auto-denomina “curador”  y un curador serio y respetado por sus pares).

Finalmente, me gustaría terminar con el concepto que definitivamente se puede invertir en arte, yo lo hago a cada rato, pero hay que estar dispuesto a invertir mucho tiempo y estudio o algo de dinero para contratar un asesor privado para que lo guíe. Es lo mismo que ir a comprar acciones o bienes raíces. Estoy segura que la mayoría de las personas que van a comprar propiedades o acciones lo hacen con la asesoría profesional de un corredor de bolsa o un corredor de propiedades. ¿Por qué creen que no es necesario en el arte? Es más necesario, justamente por los aspectos menos transparentes que existen en el mercado.

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Bernardita Mandiola es asesora independiente de arte, Historiadora del Arte, UCLA y tiene un Certificado en Tasaciones de Arte y Antigüedades, NYU

Ilustraciones por Pablo Helguera, parte de libro Artoons

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Bernardita Mandiola

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