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ENTREVISTA A BERNARDO OYARZÚN

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Bernardo Oyarzún es un artista originario del sur de Chile. Y en este contexto, su obra ha investigado a lo largo de su producción diversos tópicos que lo vinculan fuertemente con sus raíces y entorno latinoamericano. Se ha instalado desde un análisis estético e identitario de los referentes cercanos que permanentemente lo han marcado a lo largo de su propia biografía.

Entrevista realizada vía e-mail.

Alexia Tala: Acabando la escuela de Arte, te dedicaste algunos años a la artesanía, ese camino cambió de dirección al realizar tu primera obra Bajo Sospecha (1998), que fue la que te insertó en el circuito artístico local. ¿Cual fue la razón o lo que gatilló tu decisión por retomar las artes visuales?

Bernardo Oyarzún: Es una articulación de acontecimientos que mueve mi vida al arte totalmente: Primero, estaba cansado del emprendimiento, ese afán tan finito y obvio de hacer dinero a costo muy elevado para el cuerpo y el alma. Para mí no tenía ningún sentido, no me interesa la plata, ni el emprendimiento económico. Desde que empecé a hacer arte he trabajado lo justo y necesario y cada vez es menos, lo cual para mí, significa pasarlo mejor, porque hago arte de lo que me importa. Segundo, ocurre un año antes de la exposición, la detención dramática y violenta de la policía en donde estuve muy cerca de ser procesado como delincuente, sólo a la distancia; que un testigo se equivocara conmigo.

Ello curiosamente alumbró un camino para mi trabajo. Yo venía de los ochenta frustrado por un arte tan distante, arribista, encapsulado en una verborrea compleja y críptica, creo que egresé con ganas de hacer arte, pero con mucha impotencia por no saber cómo. Lo mejor fue que no tuve una reacción pasiva ante los acontecimientos, pude ver en mí la consecuencia del origen, del estatus social, del color de la piel y del estrato cultural. Esa consecuencia se convierte en una estructura de obra y empiezo a formatear mi trabajo con las herramientas semánticas más simples y directas, una suerte de grito frenético y limpio.

Por esta razón Bajo Sospecha es una obra consecuente con su espíritu, no sólo lleva consigo la carga emocional, va con ella una reflexión ética y estética sobre cómo abordar por el camino más directo un problema cultural y social muy serio. Directamente expongo el problema de la forma más “simple” y eficiente. Concluyo lo más terrible y de inmediato: que yo soy el cadáver de mi imagen y tengo que resucitar de alguna forma.

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AT: Esa reacción ante lo que significa para el otro tu imagen de origen indígena, específicamente Mapuche, por lo que me dices se instaló como el asunto central desde donde comunica tu obra. Entonces, ¿por qué se convirtió el autorretrato en la vía más recurrente para tratar esta temática?

BO: Curiosamente cuando trato temas con un cierto grado de humor o ironía utilizo mi imagen, por alguna razón me resulta menos dramática. Menos Bajo Sospecha que escapa a esta situación, esa es una obra dramática.

No sé si ese es el asunto central, es mi imagen mapuche, pienso que es algo mayor. Creo que es: identidad, paisaje, territorio, mestizaje… tratados más allá de lo ideológico o proselitista, yo diría todo lo contrario, absolutamente político.

Curiosamente los últimos años recién he tomado el tema mapuche, por necesidad de obra o de procesos cognitivos. Creo que los intereses son globales siempre, por ejemplo cuando realizo la obraTerritorio Mapuche, no era otra cosa si no que hablar del artificio de las cartografías contemporáneas, como sería el mapa de Chile, por ejemplo.

En cuanto al autorretrato, yo definiría como tal, sólo la obra Proporciones de Cuerpo en su parte:Negro Curiche. Que curiosamente es al mismo tiempo un retrato del mestizo, una suerte de patrón o canon sudamericano, en ese sentido sería la información celular del todo. Las recurrencias de mi imagen en otras obras obedecen a otras circunstancias temáticas, por ejemplo: Cosmética, es una obra de “ética y estética”, del cuerpo en su máximo relativismo. Negaciones, visiones locales de belleza y perfección. O la obra Bajo Sospecha que es una ficción real del “defecto”, la patética visualidad de una patética sociedad enferma y negada a sí misma.

La obra Fetiche es el gran escenario ególatra, no hay una obra más alumbrada de Bernardo Oyarzún, pero es un divertimiento, chiches que curiosamente todos desean tener.

Pero si es muy recurrente una imagen extrapolada de mi contexto, lugar de origen, paisaje familiar, objetos, mi familia… a propósito de mis intereses.

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AT: Entendiendo que el mundo está compuesto por naciones que tienen independencia política, unas de otras (unas más y otras menos) y muchas micronaciones que tienen sólo independencia poética y no política, como lo son los pueblos indígenas (Mapuches, Guaraníes, Quilombos, etc.) que poseen sus idiomas o dialectos, leyes sociales, tradiciones, cultura propia y donde generalmente el territorio los une como pueblo. ¿Tienes un interés como artista y/o una responsabilidad social de crear conciencia sobre los asuntos de la desterritorializacion geográfica de la cual históricamente han sido victimas?

BO: La cartografía y sus naciones es una mafia que domina el planeta, no son otra cosa que resultantes discursivas y económicas. Territorios artificiales que representen un determinado coeficiente de poder en el mundo. Cada una ha inducido su propia memoria histórica bajo un formato psicosocial probado, produciendo sentimientos de pertenecías respecto de un contexto determinado, entonces creemos que la empanada es chilena y que tenemos héroes en un país de una identidad particular.

Un continente controlado por sus fronteras y divisiones republicanas para administrar y succionar sus riquezas. Todo el pueblo mestizo que sobrevive a los pueblos nativos ha sido víctima de esta trampa patriótica impidiendo su propio desarrollo integral. Esta figura es colonial, es la secuencia lógica de los virreinatos a repúblicas, latifundios, inversión extranjera, etc…

No sólo tengo interés, lo he planteado abiertamente en investigaciones y trabajos de arte. Creo que el mapa territorial  americano, no tiene nada que ver con los países que hoy dividen el mapa de América del Sur. Territorio, es el lugar donde vives y en donde las cosas te pertenecen y las nombras con propiedad, un árbol, la montaña, el mar, el aire, etc… Nadie tiene derecho a adueñarse de eso, esa es una figura obscena del mercado y el mundo occidental.

Se puede entender esta figura territorial cuando hacemos un simple ejercicio de toponimia y veremos que todo el territorio fue señalado y nombrado por el primer habitante nativo, el caso de Chile por ejemplo: entre Santiago y Chiloé supera en miles las denominaciones geográficas, todas mayoritariamente mapuches. Lo mismo se puede concluir observando el arte popular, las costumbres los mitos, etc.

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AT: En el marco de la invitación que te hicimos para la Bienal de Mercosur, pasarás unas semanas en una aldea Guaraní. Creo que es la primera vez que trabajarás directamente con otro pueblo indígena. ¿Crees que habrá un vínculo especial y haya un reconocimiento hacia ti desde los Guaraníes, como un artista que proviene de otro pueblo indígena Latinoamericano y no como un total y completo extranjero quien podría aproximarse buscando el exotismo dentro de estas raíces? ¿Crees que realmente puede marcar una diferencia o “el extranjero” es siempre extranjero…?

BO: Bueno cuando realicé Lengua Izquierda contacté a mucha gente de diferentes pueblos pero esta será la primera vez que estaré en una comunidad indígena fuera de Chile.

No sé que pasará, en realidad, creo que son filiaciones mágicas que uno puede establecer y eso depende de muchas cosas, normalmente no tengo problemas con la gente, caigo parado como se dice en Chile, espero que sea así en este caso.

Creo que uno es extranjero si lo quiere, hay un viajero cliché, turista de mercado, un Tour programado como un paseo detrás de una vidriera, con la mecánica de la foto postal. También pueden haber visitantes asépticos, asegurados, individualistas, en fin, todo puede ser y todo puede cambiar con un poco de entrega, talento para comunicarse, ello requiere una aproximación a las cosas que quiebra esa distancia de seguridad, el asunto empieza desde el paisaje hasta las personas.

Creo que alguien que busca el exotismo es extranjero, busca lo ajeno, la morbosidad que tiene la diferencia, una suerte de pornografía antropológica. Yo busco justo lo contrario, busco lo que me pertenece en cada lugar, porque soy un habitante del planeta.

*Tomado del blog de los curadores de la Bienal de Mercosur

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Alexia Tala

Nace en Santiago de Chile, en 1966. Curadora del sector Solo en SP_arte en São Paulo (Brasil, 2019-2020). También es directora artística de Plataforma Atacama, un proyecto enfocado en la relación entre arte y lugar, con base en el desierto de Atacama, que ha desarrollado proyectos con artistas como Hamish Fulton, Melanie Smith y Paz Errázuriz. Fue curadora de Focus Brasil (Chile, 2010). Concibió el Proyecto Itinerante LARA (Latin American Roaming Art) y fue curadora general del mismo (2012-2013). Otras curadurías incluyen 8° Bienal de Mercosur - Ensayos de Geopoética (Brasil, 2011), 4° Trienal Poligráfica de San Juan, América Latina y el Caribe (Puerto Rico, 2015), 20° y 22° Bienal de Arte Paiz de Guatemala, (Guatemala, 2016/2021); y Solo Projects: Focus Latin America ARCO. También ha sido curadora del Club del Grabado e investigadora invitada del Museo de la Solidaridad Salvador Allende. Alexia Tala escribe para publicaciones de arte, tanto en América Latina como internacionalmente. Es autora de "Installations and Experimental Printmaking" (UK, 2009) y de la publicación monográfica de la artista chilena Lotty Rosenfeld.

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