FLORENCIA LOEWENTHAL: “ESTOY EN UN PROCESO DE CAMBIO DE DIRECCIÓN”

Hablar de Florencia Loewenthal es cuestionarnos sobre la función de los agentes culturales, aquellas entidades que permiten la circulación y comercialización del arte nacional. Es necesario comprender el rol y la importancia que cumplen quienes desarrollan proyectos orientados a la exhibición y conformación de redes estratégicas dentro del espectro de las artes visuales. Esta acción posibilita plataformas de fomento y desarrollo en las prácticas culturales, actividades que Loewenthal ha ido desarrollando.

Florencia es directora de la Galería Loewenthal, inaugurada en mayo del 2007. Es argentina y vive en Chile desde hace 16 años, país donde ha desarrollado un extenso trabajo de empuje a la producción de artes visuales y su comercialización. Fue socia fundadora de la Feria Ch.ACO, trabajó por dos años como codirectora de la galería D21 en Santiago y ha participado en ferias de arte en Bogotá, México, Buenos Aires y Sao Paulo, representando a varios artistas de gran trayectoria local e internacional.

La galería se encuentra bajo un proceso de cambio y evaluación, asentándose después de una mudanza, redistribuyendo el espacio y preservando su identidad como galería de barrio.

La casa que hoy alberga este proyecto acompaña y visibiliza muy bien la idea de su fundadora respecto a cómo desea que los espacios de comercialización del arte se relacionen con el entorno y público. Es importante mencionar que Florencia Loewenthal es pionera en realizar el ejercicio de ubicar una galería en el barrio donde se ubican talleres de artistas, específicamente en los alrededores del barrio Italia. Al no instaurarse en calles más bien comerciales, Loewenthal se mantiene como un espacio transversal, en donde artistas, coleccionistas, interesados por el arte o estudiantes convergen cómodamente. En este contexto, el espacio apunta a insertar el arte contemporáneo como un bien de consumo y como una experiencia cotidiana.

En estos minutos el funcionamiento está orientado a la trastienda, en donde se exhiben obras de reconocidos artistas contemporáneos como Francisca Aninat, Mónica Bengoa, Francisca García, Alfredo Jaar, Carlos Navarrete, Mario Navarro, Víctor Pavez y Verena Urrutia. El resto del espacio sigue rearmándose como territorio idóneo para el diálogo y promoción de las artes visuales nacionales, a través de exhibiciones, conferencias, charlas y cenas para público dirigido. La primera muestra de esta nueva etapa, que abre en julio, es del artista Alfredo Jaar, quien desde ya se perfila como el representante de Chile en la Bienal de Venecia 2013. En esta entrevista, Florencia Loewenthal explica los nuevos planes que tiene para su galería.

Alfredo Jaar, NOW, 2009, tríptico, tres impresiones digitales enmarcadas, 40,60 cm. x 30,50 cm. Edición de 5

¿Cuéntanos en qué consiste el proyecto Galería Loewenthal, cuáles han sido tus inquietudes y objetivos primordiales para erguir este espacio en Santiago de Chile?

Esta es mi vocación, mi proyecto de vida, como le sucede a la mayoría de las personas que realizan esta actividad. La galería se abrió hace cuatro años, y los objetivos e inquietudes han ido cambiando con el tiempo, aunque siempre hago el esfuerzo de recordar y no desviarme de ese empuje inicial. En ese momento, había un grupo de artistas que me interesaban, me gustaba mucho su trabajo, producían obras que se exponían en bienales, museos, exposiciones internacionales importantes, instituciones, tenían reconocimiento del mundo cultural/intelectual; incluso había fondos públicos involucrados en la producción de muchas de sus obras y que finalmente terminaban en alguna bodega o desarmadas en algún lugar insólito porque en Chile había (y hay) muy pocas colecciones de arte contemporáneo, públicas o privadas, que las albergara. Muchos de esos artistas no tenían o no trabajaban con galerías de arte. Por otro lado, yo ya venía explorando los circuitos comerciales tanto locales como internacionales, había participado en algunas ferias, haciendo algunos contactos y ventas aquí y allá, sentía el apoyo y confianza de algunos artistas importantes, así que tomé la decisión de formalizar lo que ya venía haciendo. Arrendé mi local y abrí la galería como una plataforma de difusión y comercialización de las obras de arte. Un espacio donde los coleccionistas y compradores pudieran depositar su confianza y yo funcionar como asesor y punto de entrega de información.

Francisca García, Interior, Catástrofe, instalación (sistema de sonido multipistas interactivo con los espectadores, acero, pintura epóxica). I Trienal de Chile, Museo de Arte Contemporáneo, MAC, Santiago, Chile

¿Cuáles son tus estrategias para mantener y acrecentar tu colección?

Yo no tengo una colección, me encantaría pero no la tengo. Primero sustento la galería y normalmente reinvierto todo lo que entra, voy a ferias internacionales y trato de que el dinero que entra sostenga el trabajo que realizamos en la galería el resto del año. Mi objetivo es que se autosustente, si después de eso hay resto entonces puedo pensar en comprar obras originales de pequeño formato y gráfica. Pero eso no tiene nada que ver con mi rol como galerista.

Carlos Navarrete, Serie Archivo Personal, collage, expuesto en la 28 Bienal de Sao Paulo (2008)

¿Qué apreciaciones tienes sobre el mercado del arte en Chile? ¿Observas una apertura a la comercialización de las obras?

Creo que a los actores que arman el mercado se lo podría diferenciar en categorías. Primero estarían los compradores ocasionales, que son aquellos que compran una obra porque se la regalan a alguien, o porque tienen paredes que quieren rellenar, una escultura para un espacio en el jardín etc, etc. Hay otro grupo de personas que compran un poco más seguido y van siguiendo a algunos artistas simplemente porque les gusta. Les gusta tener en la casa una cantidad de obras, gozarlas en privado, compartirlas con sus amigos cercanos. Aquí ya se empieza a hablar de coleccionismo en Chile. Hay algunos que tienen una buena cantidad de obras y este grupo de personas son las que dinamizan el mercado de las galerías. Estas personas son las que más admiro porque, sin quererlo tal vez, cumplen esta función de guardianes del patrimonio, se encargan de cuidar estas obras, de mantenerlas en las mejores condiciones posibles y, en el futuro, dependiendo de su generosidad, que pertenezcan al acervo de los museos de Chile. Cumplen con este rol que a mi parecer debiera estar en mayor medida en manos del estado o en colecciones de instituciones privadas pero con mayor acceso al público. Por último, está la categoría de las colecciones institucionales, museos públicos y privados que debieran trascender a las personas; esta categoría está casi ausente, y digo casi porque o no tienen políticas de adquisición o no son muy rigurosas en su gestión o selección.

Mario Navarro, Casa de Cartas, madera cortada láser y quemada, placas de acero inoxidable, 300 x 153 x 55 cm.

Como espacio dedicado al arte contemporáneo, ¿cuál es la línea curatorial de la galería y cómo desarrollas tu relación con los artistas?

Expongo lo que me interesa y lo que me gusta… esa es la línea. Trabajo con un grupo reducido de artistas de forma exclusiva en Chile. Los represento, difundo y comercializo su trabajo, llevo sus trabajos a ferias internacionales, hablo con ellos, les consulto y trato de llevar un vínculo horizontal donde cada uno hace su parte para que el conjunto se beneficie. Ellos siguen su trabajo como artistas y yo como galerista y en la medida que ambas partes ganan prestigio, se consolidan las obras y también los precios.

Has participado en diversos proyectos artísticos, ferias internacionales y nacionales, como Ch.ACO, ¿cómo observas las redes que buscan potenciar el mercado del arte?

Respecto de las redes que observo, debo decirte que no veo tal cosa en Chile. Más bien veo disgregación y poca coherencia entre los actores, mucha competencia por los pocos “espacios de poder” que hay. Dicho esto, considero que cualquier proyecto artístico de envergadura que se realice en Chile merece todo el apoyo posible de los distintos sectores, sea el que sea: una nueva galería, una feria, una revista, o algo que nunca hayamos escuchado, porque nutre al sistema completo del arte incluyendo al flaco mercado, que va reaccionando ante los estímulos que se le entregan, sean estos positivos o negativos. Fui fundadora y principal impulsora del proyecto Ch.ACO, mal que les pese a sus organizadoras reconocerlo, y lo hice porque pienso que es bueno para las artes visuales que haya mucha actividad y diversidad de discursos; sin embargo, creo que debieran prosperar aquellos proyectos decididos que propongan una identidad artística definida y rigor profesional, justamente para no confundir al mercado. Necesitamos que haya más coleccionistas. Tal vez sería bueno detenerse un poco aquí y explicar el sentido y valor social que tiene una colección. El coleccionismo es uno de los medios o herramientas más importantes -particularmente en las artes visuales- para la conservación, recuperación y difusión del patrimonio y el imaginario cultural. En ese sentido, creo que las ferias si son buenas, seducen al público que generalmente no entra a las galerías o museos a ver una gran diversidad de obras en un ambiente menos intimidante. Eventualmente, estas personas pueden convertirse en coleccionistas. Las instituciones deberían dar el ejemplo y adquirir en las ferias y en las galerías que son los mediadores en este mercado.

Francisca Aninat, Interior/Exterior Field, (detalle), 2007, capas de papel, cartón, tela, CSM, Londres.

¿Qué medidas deberían tomarse y qué tipo de apoyo tanto estatal como privado observas en estas iniciativas?

Creo que el estado debe reconocer este rol social que tiene una colección y participar más activamente en este aspecto. Producir marcos favorables para que los privados y las instituciones se tienten a armar colecciones de arte y para eso, creo yo, habría que empezar por lo primero. El Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Contemporáneo, pienso que deberían ser un ejemplo a seguir, teniendo una política de adquisiciones, y éstas adquisiciones realizarse a través de las galerías. De otra forma dañan el sistema. En este mercado se opera en un equilibrio muy precario y poco regulado, por lo tanto los que participamos en él tenemos la responsabilidad de cuidarlo. Para terminar, basta mirar un poco para afuera, solo un poco. Argentina, Brasil, Perú, México… No logramos que los artistas chilenos tengan el valor, peso ni la importancia en el circuito mundial como sí lo han logrado estos países. Cada uno lo ha hecho por distintos motivos. Creo que México tiene la ventaja de su posición geográfica favorable. Brasil, por una clara decisión política de país. Argentina, que podría ser el caso más parecido a Chile por su similar posición geográfica desfavorable, donde no hay una política decidida de conservación de las artes visuales, tiene un sistema autónomo de funcionamiento, mucho más sano, donde los artistas trabajan con galerías, los coleccionistas compran en ellas, donde existen centros de investigación, archivos, colecciones privadas como el Malba que son un verdadero ejemplo de interacción con el público. ArteBA es una feria de arte que funciona hace 25 años, y hay museos provinciales como el Macro. Parece ser entonces que se le da a las artes visuales un lugar, un valor simbólico y comercial mucho más rentable para todos.

Mónica Bengoa, Box in a Valise, 2010, instalación de fieltro calado, 4,60 x 4,60 m. Vitrina tienda Louis Vuitton, Champs Elysées París, Francia

Te encuentras iniciando una nueva etapa, con un cambio de dirección y reestructuración del espacio físico. Cuéntanos qué actividades y expectativas tienes en mente para Galería Loewenthal

Si, es así, estoy en un proceso, no sólo de cambio de dirección, sino de evaluación de los resultados de estos cuatro años. Una bajada de revoluciones para mejorar y perfeccionar el sistema de la galería. Pero sigo participando en ferias durante el año. Ya estuve en México, luego me toca Río y por último aquí en Chile, en Ch.ACO. Y retomaré la velocidad y energía cuando sea el momento de hacerlo.